Temerosa, llamo a la puerta y entro de puntillas.
Me abruman los destellos de aquella que fui
cuando habitaba en este intersticio temporal
que linda a poniente con el desconcierto
y a naciente con la esperanza.
De nuevo estoy aquí.
Para bien y para mal,
soy la misma y soy distinta.
Ya no quedan células supervivientes de esa grieta;
las nuevas contienen su memoria
pero son mas viejas,
quizá también mas sabias.
Me reconozco en el espejo a ratos.
Soy yo.
Soy la misma y soy distinta.