Un día dijiste secreto...y construí contigo una nube que habitar.
Un día dijimos prudencia...y coloqué sobre mi una losa que me ocultaba del mundo.
Después dije dolor… y me fui de tu lado.
Un día dijiste vuelve...y regresé a ti con los ojos cerrados y el corazón abierto de par en par.
Y fue ahí donde nació el silencio y las verdades a medias…porque un día dijiste miedo...y me fui sin irme, con el cuerpo presente y el alma sepultada en arena.
Un día dije ¡basta! y caminé hacia delante, porque no es deseable volver a caminar por la senda que ya se ha pisado.
¡Vaya! Cuanta vida en tan pocas líneas!