...Que no te compren por menos de nada ...Que no te vendan amor sin espinas.

viernes, 27 de marzo de 2009

Palabras....


Que te adueñaste de los ojos que  me permiten mirarte
Y que conociste un día su envejecida luz

Que tuviste el poder de renovarme con un simple aleteo de tus alas.
Y que has navegado en la lluvia que nace de mi cuerpo

Que has abierto un hueco; por el que te cuelas cuando la tarde cae.
Y que has regado una semilla que a todos se ocultaba.

Dime…

¿Qué es esta sensación que me sacude el alma cuando tu nombre se desliza entre mis labios?
¿Qué relámpago es este que azota mi cuerpo cuando tu piel lo roza?
¿Qué pesada ancla es la que me mantiene varada en tu puerto?
¿Qué fuerza es la que me hace flotar sobre tus arenas movedizas?

Dime…

¿Porque insisto, constantemente, en buscar palabras para definir lo que me haces sentir?

martes, 24 de marzo de 2009

Celebrando la muerte.



Cada uno duele a sus muertos de un modo diferente.  

Algunos lloran desconsolados las ausencias. Otros se despiden de los suyos entre las brumas de los sueños, al objeto de pronunciar las palabras que, por uno u otro motivo, se fueron quedando olvidadas en el tintero. Hay quien no derrama ni una solo lágrima en público, pero luego  recompone, trocito a trocito, los restos desperdigados de la catástrofe en un lento transitar por los recuerdos.  

Nuestros mayores nos enseñaron a enfrentarnos a la muerte, aunque ya solo ellos sepan de las viejas tradiciones. Ahora velamos a nuestros difuntos  en fríos tanatorios; acompañamos a la familia con un discreto pésame, y nos retiramos  a recordar a los seres queridos en un rincón, alejados de la vista de los presentes, temiendo mostrar nuestras emociones y ocultando la lágrimas para no caer en el exceso. Ya nada queda de las plañideras, ni de los abnegados vecinos que acompañaban a la familia en interminables horas de vigilia. Nadie sabría reconocer las circunstancias del fallecimiento por los tañidos de una campana, ni tampoco podríamos imaginar porque un féretro iba acompañado de música, mientras los que lo portaban caminaban tres pasos hacia delante y dos hacia atrás. Ahora somos más urbanitas (menos incultos, dicen algunos) y  hemos aprendido a no temer tanto a la muerte…aunque  a menudo se nos olvida que las penas compartidas duelen menos.


Supongo que por todo esto me resultó tan extraña la situación que viví hace unos  días:

Eran cinco y entraron en el bar a las seis de la tarde.  Hacía mucho tiempo que no se les veía por allí. Formaban  parte de una compañía de teatro que, se acercaban siempre a este mismo lugar,  y entre litros de café y paquetes de tabaco, recreaban los personajes de sus guiones; los moldeaban con palabras; se aproximaban a ellos e iban conformando su carácter en eternas discusiones que parecían no tener  nunca fin.

Hoy estaban allí de nuevo, como en los viejos tiempos.  En su mesa había vino y cerveza en lugar de los acostumbrados cafés. No había guiones ni papeles desperdigados. Se entregaban a una alborotada charla que, de vez en cuando, hacía que las miradas se desviasen hacia ellos. 

En  un determinado momento, se creyeron en la obligación de explicar su presencia  allí esa tarde:

-Estamos de celebración. 
- Venimos de enterrar a un amigo

Dado que esa era la última de las razones que pasaría por mi mente, me limité a dejar que asomase a mis labios una tímida sonrisa, mientras me retiraba en silencio. 

A partir de entonces (curiosa yo) el grupo llamó mi atención, y pude observar como, entre infinidad de palabras dedicadas a la política, al teatro y a la vida en general, aparecía con frecuencia el nombre del amigo.  Tenían una gran cantidad  de recuerdos comunes que los llevaban una y otra vez a su persona.  Cuando  la tristeza asomaba, inmediatamente era  sustituida por una sonrisa, y cuando la conversación decaía siempre había alguien que volvía a enderezarla.

Tal vez, estuviesen, (como aquellos muchachos que, portando el féretro de un joven al ritmo de la música, hacían y deshacían el camino), prolongando entre ellos la estancia de su amigo muerto; reteniendo en su memoria colectiva la imagen de aquel con el que tantas horas habían compartido cafés y debates.   

Se fueron de madrugada. Habían honrado, a su modo, la memoria de un amigo.   


Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan.
Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías
y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.
MAMERTO MENAPACE. 

Requiescant in pace

martes, 17 de marzo de 2009

El libro de los abrazos

Fotografía de Frivera

Este libro me ha dejado  algunos momentos de duda y otros tantos de certeza. Me ha dado muchos motivos para llorar y otros tantos para amar

Anduve entre sus página "doliendo olvidos", y lo disfruté desde la primera a la última letra.

Os dejo un par de pinceladas del   libro de los abrazos  de Eduardo Galeano

....

La pequeña muerte:

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces del dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña Muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña Muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace. "

....

Celebración de las contradicciones / 2

Desatar  las voces, desensoñar los sueños: escribo queriendo revelar lo real maravilloso, y descubro lo real maravilloso en el exacto centro de lo real horroroso de América.

 En estas tierras, la cabeza del dios Eleggúa lleva la muerte en la nuca y la vida en la cara. Cada promesa es una amenaza; cada pérdida, un encuentro.

 De los miedos nacen los corajes; y de las dudas, las certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios, otra razón. 

Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día. En esa fe, fugitiva, creo. Me resulta la única fe digna de confianza, por lo mucho que se parece al bicho humano, jodido pero sagrado, y a la loca aventura de vivir el mundo.


miércoles, 11 de marzo de 2009

Por una mirada...


Es un pensamiento recurrente…

Hay ojos que se quedan anclados en el alma.

Te cruzas con ellos en un momento de tu vida y algo te dice que son especiales. Puedes ver infinidad de cosas de un solo plumazo: bondad; dulzura;  incluso dolor y temor (…y eso los hace más humanos). Ojos que desbordan vida cuando dan cobijo al amor incondicional (…el que no sabe de reglas y que entregamos a nuestros seres más queridos); de mirar tranquilo y  transparente,  te invitan a disfrutar de su existencia. …

Todo eso sucede en un solo instante. 

Y piensas  que aunque esos ojos no vuelvan a iluminarte, habrá merecido la pena conocerlos y dejarte arrastrar, aunque sea por un solo momento, a ese refugio que ves en ellos.

sábado, 7 de marzo de 2009

Momento Kit-Kat



07:45    

…El tiempo justo para hacer la cama, darme una ducha rápida y salir corriendo detrás del autobús que,  como casi todos los días, perdí.
(Hoy también se quedó dormida la peque y, como consecuencia, tuve  que  bajar en coche al centro).  

…Ese fue el comienzo de un día, cuando menos, raro, raro, rarooo   

08:30  

Media horita  para intentar aparcar   
(… fpara, finalmente, acabar dejando el coche en el aparcamiento)     

10:00   

El ordenador se quedó out. 
(siguiendo por supuesto la consagrada ley de Murphy: “Nunca guardes lo que estás haciendo.  Así, cuando se cuelgue el ordenador, te aseguraras de haber estado trabajando en vano”. )    

11:00   

Visita al banco para recoger el duplicado de la tarjeta que he perdido hace unos días 
(sin comentarios…)   

11:15   

Llamada desesperante a Clickair, que ha cambiado mi vuelo de las 14:30 a las 06:50.  
(La cosa terminó conmigo en la agencia de viajes pidiendo auxilio a Elisa)     

15:40   

Mientras ponía el pie en la puerta de casa, recordé que me había dejado el coche en el centro. 
("La costumbre de subir siempre en autobús", pensé. O_O.)       

19:00   

De regreso al aparcamiento, y después de haber pagado una cantidad más o menos sustancial, comprobé que las luces del coche habian quedado todo el día encendidas.  
(Vuelta a casa en autobus porque la batería está frita.¡¡Upsss!!.)     

 20:15   

Llamada de la agencia de viajes:   
- “Elen, tardaran  1 semana en reintégrate el dinero.
 - Por cierto,  ¿Te acuerdas de que los nuevos billetes te iban a costar bastante menos?. Pues ahora ya no”. 
(“Vaya, mi gozo en un pozo”)   

21:30     

Regresé al aparcamiento, acompañada de mi padre (que se pasó todo el camino con una sospechosa sonrisa en la cara) para conseguir llevarme a casa el cochecito  de marras…  
(¡¡Grrrrr!!)     


---- 

00:30   

Procedo a poner fin a este agotador día. Véase el procedimiento:  

  1.  Apagar el móvil 
  2. Un vasito de leche caliente (sin pasarse, que con la suerte que llevo hoy, seguro que me quemo la lengua) 
  3. Enterrar la cabeza debajo de las mantas 
  4. Centrarme bien en la cama (no vaya a ser que con todavía me toque caerme al suelo en mitad de la noche)       

 …Y perderme por unas largas horas en el mundo de los sueños, confiando en el refrán aquel que dice que no hay mal que por bien no venga.         


P.D: Post it en la lámpara de la mesilla  para acordarme mañana de que tengo que levantarme con el pie derecho… 

lunes, 2 de marzo de 2009

Un paraíso donde habitar


Esta tarde, perdida entre las pinturas de Miguel, me he encontrado sumergida en este lugar. 

Estoy segura de que si hay un paraiso debe de ser al menos así...

 Añadamosle un poco de música : Galdson , y conseguiremos la mezcla perfecta entre Norte y Sur 


  

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Cuando nadie me ve, quizá sale a la luz mi verdadero yo

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