...Que no te compren por menos de nada ...Que no te vendan amor sin espinas.

martes, 23 de diciembre de 2008

La cara y la cruz.


  1. Navidad:
  2. …Paz, amor, abrazos, sonrisas, caridad, buenos deseos y mejores obras.
  3. …. abrigos raidos, miseria y fría soledad.
  4. …Reencuentros familiares, ansiados abrazos y emotivas lágrimas de fraternidad.
  5.  …Añoranza, dolor profundo por los que ya no están o nunca han llegado a ser.
  6. …Regalos bajo el árbol, turrones y mazapanes, amigos invisibles,  mensajes telefónicos. Afanes comerciales, en definitiva.
  7. …Niños sin juguetes,  sueños rotos y sonrisas tullidas por la miseria.
  8. NAVIDAD
  9. La palabra pierde su sentido y sentimiento de tanto desgastarla con la tarjeta de crédito. Las sonrisas son mas opacas y las ilusiones exclusivamente comerciales.  En ocasiones, la forzada alegría nace en la mirada de nuestras madres y las ilusiones de nuestros hijos.
  10. Sin embargo, también es Navidad:
  11. Cada uno de los días del año, sin distinción de estación.
  12. Cuando te sientas  frente a tu amigo, y te pierdes en sus palabras..
  13. Cuando abrazas a tu madre, a tu padre, a tu hijo, como si la oportunidad fuese a derretirse entre los dedos.  
  14. Cuando arrimas el hombro sin que te lo pidan, ofreces una mirada amable al que te antecede en la cola del paro o adivinas el sufrimiento en los ojos de los tuyos.
  15. Navidad es también la felicidad de perderse en una mirada… “Hoy he sido egoísta. Te he llamado porque te necesitaba y me has reconfortado” u ofrecer un plato de sopa al que acude acuchillado por el frio, con la mirada baja y las manos temblorosas, no se sabe si de puro frio o de orgullo herido.
  16.  En realidad, no sé si lo que nos venden es  Navidad.  No me gustan las pompas y los abalorios, los colores desbocados e imposibles, las  luces, ni  los  villancicos que han perdido su contenido. Quiero  vivir la paz, el amor, los abrazos, los buenos deseos y los mejores hechos, un 25 de abril: cuando tu sonrisa se cruce con la mía, cuando mi mano se pose en tu hombro, cuando te sonría por la calle o un niño se ofrezca al abuelo para afirmarlo en su paso.  Cuando tus lagrimas caigan en mis manos y sepas que están seguras. Cuando saques de tu saquito una sonrisa para ofrecérmela porque las mías hayan renunciado a existir.
  17.  En definitiva, y como  decía Dickens, “Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año”.

2 comentarios:

Susi DelaTorre dijo...

Cierto! No nos quedemos en la superficie. Somos mejores que eso, y capaces de hacerlo.

Mil brillantes diarios para tí, Ëlen!!

Elen dijo...

Gracias Susi...
Es un sentimiento ambivalente... pero así somos: llenos de contradicciones.
Besitos

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Cuando nadie me ve, quizá sale a la luz mi verdadero yo

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